Recuerdo como escuchaba la música mientras miraba sus pendientes, horquillas y pasaba el dedo por su pasador plateado que según mi tía, le había regalado un pretendiente cuando ella tenía 16 años, era una pieza hecha a mano, especial para ella, pues este apuesto caballero era aprendiz de orfebre. Me contaba lo especial que la hizo sentir, que era como un amuleto y que siempre que lo llevaba se sentía fuerte y guapa. El pasador, llevaba su inicial y además tenía una piedra en el tono del color de sus ojos, porque según él, eran la puerta al cielo. Y eso lo hacía único e irrepetible.
Ese motivo hacía a esa pieza exclusiva, porque antes no se hacían complementos en cadena.
Pues eso es lo que hace Ana Atelier, crea piezas artesanales, únicas y personalizadas.
Lo que hace extraordinario un complemento, es su singularidad, la elección del material, de la forma, de los colores y lo más incomparable es la sensación que obtienes al lucirlo.
Sabes que ninguna alhaja será exactamente igual, aunque haya una parecida, al estar elaborada por las manos de Ana, seguirá siendo única.
Cuando de verdad una joya o complemento así, se convierte en especial, es cuando inspira a alguien a ser mejor, a sentirse más fuerte, cuando es un regalo escogido en base a su personalidad y sus características, meditado con esmero para la ocasión, elaborado con cuidado, sólo y exclusivamente para ti.
Entonces se convierte en ese pasador, que pasa de generación en generación.
Os animo a seguir sus redes sociales, y si necesitáis una pieza para que se convierta en la joya de la familia, no dudéis en poneros en sus increíbles manos.
-- Miki Díaz --
