En el corazón de la provincia de Jaén, rodeado por el majestuoso Parque Natural de las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas, se encuentra el pintoresco municipio de Castellar.
Este enclave andaluz no solo cautiva con sus paisajes y su historia, sino que también seduce a los paladares más exigentes con una oferta gastronómica rica y variada, profundamente enraizada en la tradición y en los productos de la tierra.
Hablar de la gastronomía de Castellar es hablar, inevitablemente, del aceite de oliva virgen extra. Este "oro líquido", como lo llaman, es el pilar fundamental de la cocina local. Extraído de los extensos olivares que rodean el municipio, el aceite de oliva de Castellar se caracteriza por su sabor intenso y su baja acidez, cualidades que elevan cualquier plato a un nivel superior.
En Castellar, el aceite de oliva no es solo un ingrediente; es una forma de vida. Desde el desayuno hasta la cena, su presencia es constante y su calidad, insuperable. Uno de los platos más emblemáticos que resalta esta joya es el "ajoblanco", una sopa fría elaborada con almendras, ajo y aceite de oliva, que ofrece una combinación perfecta de sabores y texturas.
La cocina castellariega destaca por su sencillez y por el uso de ingredientes frescos y locales. Entre los platos más representativos se encuentra el "pipirrana", una ensalada a base de tomates, pimientos, cebolla y atún, aderezada con aceite de oliva y vinagre. Este plato, refrescante y lleno de sabor, es ideal para los calurosos días de verano.
Otro plato que no puede pasarse por alto es el "guiso de patatas con bacalao". Esta receta tradicional combina la suavidad de las patatas con el sabor salado del bacalao, creando un guiso reconfortante que captura la esencia de la cocina hogareña.
La proximidad de Castellar a la Sierra de Cazorla influye significativamente en su oferta culinaria, especialmente en los platos de caza. El "estofado de jabalí" es una de las delicias locales, preparado con ingredientes autóctonos como el laurel, el tomillo y el romero, que aportan un aroma y sabor inigualables. Asimismo, el "perdiz en escabeche" es otra especialidad que resalta el talento de los cocineros locales para trabajar con la caza menor.
El recorrido gastronómico por Castellar no estaría completo sin degustar sus dulces tradicionales. Los "pestiños", fritos en aceite de oliva y bañados en miel, son un manjar que se disfruta especialmente durante la Semana Santa y la Navidad. Otro dulce típico es la "torta de manteca", una especie de hojaldre relleno de cabello de ángel que se deshace en la boca, dejando un sabor suave y delicioso.
Si bien la cocina de Castellar está profundamente arraigada en la tradición, también hay espacio para la innovación. Los restaurantes locales están comenzando a experimentar con nuevos sabores y técnicas, fusionando lo mejor de la cocina tradicional con toques contemporáneos. Esta combinación ofrece a los comensales una experiencia culinaria única, donde cada plato cuenta una historia de pasado y presente.
La gastronomía de Castellar es un reflejo de su cultura y su gente: auténtica, rica y generosa. Desde los platos más simples hasta las creaciones más elaboradas, cada bocado es una celebración de los productos locales y de la tradición culinaria andaluza. Para los amantes de la buena mesa, Castellar es un destino imprescindible, un lugar donde la cocina se vive con pasión y donde cada comida se convierte en una experiencia inolvidable.